El Gobierno dice que el ‘cotonet’ debe controlarlo el agricultor

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La plaga que más preocupa al sector citrícola se convierte en arma arrojadiza y de oportunismo político

Soluciones nuevas no hay, la preocupación por el ‘cotonet’ de Sudáfrica va en aumento en el campo, el temor por lo que pueda pasar la próxima primavera está en el ánimo de todos los citricultores, pero, entre tanto, la plaga que actualmente más inquieta a los citricultores se ha convertido en fácil arma arrojadiza y de oportunismo político.

Ante una pregunta parlamentaria del senador de Compromís Carles Mulet, el Ministerio de Agricultura (PSOE) ha respondido que las actuaciones para reducir las poblaciones de esta plaga son «responsabilidad del agricultor, que debe asumir a su cargo los tratamientos y demás medidas de control para la gestión integrada de la misma, entre las cuales se encuentra el control biológico con parasitoides o depredadores».

¿Ha quedado claro? Parasitoides o depredadores. ¿Cuáles? Los buscan. El Anagyrus traído de Sudáfrica aún no está disponible para ir entregándolo a los interesados; está en fase de multiplicación pero no se conoce el ritmo de propagación. En el departamento de Antonia Soto de la Universidad Politécnica aún no disponen de suficiente información sobre su comportamiento en campo libre, en las ubicaciones donde se han realizado sueltas experimentales que están en observación. Mientras tanto se insiste oficialmente en que los agricultores han de aprender a convivir con esta plaga para mantenerla bajo control, que no erradicarla, y que el empleo futuro del parasitoide se deberá combinar con otras pautas, como las trampas con feromonas y ‘prácticas culturales’. ¿Captan? Culturales.

El ministerio se echa las culpas de encima al señalar que «no es una plaga de cuarentena ni regulada», por lo que no queda obligado a actuar directamente y se permite aconsejar «el control biológico con parasitoides o depredadores». Pero ¿dónde están?

El senador Mulet ha tildado de «súmmum del cinismo y la desconsideración» esta respuesta del Gobierno y señala que los agricultores «para nada son los responsables de la entrada por los puertos de estas plagas que no existían en el territorio valenciano y que están aquí por el poco control ejercido en los puntos de inspección fronteriza».

Sin embargo, la consellera de Agricultura, que es de Compromís, el mismo partido que el senador, está en la misma línea de confiar plenamente en una lucha biológica que en sigue brillando por su ausencia: la multiplicación del parasitoide va lenta, la producción de trampas, más lenta aún, y los especialistas aseguran que con el concurso de ambas, yendo todo bien, no será suficiente para mantener a raya la plaga.

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lasprovincias.es

 

 

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