J.V.M.Quartell
Los municipios, tradicionalmente, disponen de un lugar en donde la gente se ha congregado, de manera ancestral, para celebrar la festividad de la Pascua.
La emblemática Era de Quartell, situada cerca del casco urbano, al norte del municipio, que antiguamente usaron los agricultores antepasados para esparcir los cereales y separar los granos de la paja, era, además el núcleo primordial y emblemático en donde los vecinos se congregaban, tradicionalmente, para celebrar la festividad del domingo de Pascua.
Además en su cercanía, se encontraban las 14 capillas del calvario que acaparaban secularmente la devoción popular durante estas fechas de Semana Santa.
En la tarde del domingo Pascual, el alborozo de los niños que lanzaban sus petardos y bengalas, y las niñas con sus cabriolas y jugando a saltar la comba, llenaban el espacio de la Era, con sus padres y abuelos, sin que faltase el vuelo de las cometas o catxirulos, alguna traca, las canciones ancestrales y, sobre todo, las meriendas conteniendo las longanizas y los vistosos huevos y la mona de Pascua, junto a las cantimploras, y la variada repostería, que las madres habían preparado afanosamente los días precedentes, y que llenaban de aromas variadas y exquisitas las calles del pueblo, cuando eran llevadas al horno.
Hace treinta años, este paraje fue rehabilitado a cargo de la Escuela Taller que promocionó el ayuntamiento de Quartell, durante el periodo 1988-1991. Así mediante las secciones de albañilería y jardinería de la Escuela-Taller, se reformó el paraje y se convirtió en parque de recreo, con la instalación de bancos y arbolado y, sobre todo, se restauraron las viejas capillas del calvario, para poder celebrar el Vía Crucis, renovadas artesanalmente con cerámica de Manises. Últimamente, se instalaron varios paelleros, para realiza los guisos tradicionales en el mismo parque de la Era, que sigue rememorando la fiesta de la Pascua.
