UN ALCALDE DE QUARTELL FUE ASESINADO HACE 129 AÑOS

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J.V.M.-Quartell

Vicente Beltrán Faet, labrador y alcalde de Quartell, fue asesinado en la noche del 7 de noviembre de 1889, a los 46 años, por los disparos de escopeta del vecino José Ruiz, alias Bum, quizás por rencillas personales.

Según referencias, sobre las 11´30 de la noche, un grupo de vecinos iba por las calles armando alboroto. El alcalde salió de casa, para invitarles a que se retirarán. Pero, uno de los vecinos, José Ruiz, se enfrentó posteriormente al alcalde en la calle san Antonio. Este, al verse amenazado, viendo que llevaba una escopeta de dos cañones, intentó acudir al cuartel de la Guardia Civil para pedir auxilio, y al llamar a la puerta, el susodicho José Ruiz le disparó dos tiros de escopeta, causando graves heridas que, posteriormente, provocaron su muerte. El agresor se escapó inmediatamente, y se exilió en Francia, sin tenerse más noticias del mismo.

El alcalde Vicente Beltrán Faet, domiciliado en la calle san José, falleció el 14 de noviembre de 1889 «tras la agresión de mano airada, que le produjo una peritonitis traumática», según referencias periodísticas de la época, tras varias heridas en la región torácica y abdominal.

OTRO ALCALDE ASESINADO EN BENICALAF

El diligente investigador Jesús Peñarocha Altabella refiere, en un un informe, el asesinato del alcalde del antiguo poblado de Benicalaf, Antonio Garcés Layrón, ocurrida en la noche del 21 de marzo de 1858 (hace 160 años), cuyo cadáver fue encontrado la noche anterior, muerto por mano violenta.

Según explica el investigador Peñarrocha, «el asesinato de este alcalde nos demuestra la clase de rencillas y disputas para conseguir la anexión del turno de aguas de la font de Quart asignado a Benicalaf, tras las disputas de las poblaciones de Faura y Benavites por conseguir el cargo de «acequiero» o regidor de las aguas de dicha Fuente. Oficialmente, el poblado de Benicalaf fue anexionado a Benavites con fecha del 28 de abril de 1856.

Con estos testimonios, se patentiza que el cargo de alcalde tenía muchos riesgos para su integridad hace siglo y medio, por lo que resulta satisfactorio que la actual vía Constitucional pueda preservar la vida y la seguridad de los ciudadanos y las autoridades, para resolver los conflictos sin recurrir a la  violencia ni a las agresiones físicas.

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