«NO EXISTÍA INTERNET» Relat d’Enriqueta Gaspar, filla de Benifairó de les Valls

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Enriqueta Gaspar Gil, va nàixer en el si d’una família de Benifairó de les Valls, dedicada a la venda de carn i embotits.

Els seus pares van tindre dos xics i dos xiques. Enriqueta, va ser la tercera dels germans. El major va ser Paco, després Vicentica, més tard va vindre Enriqueta i, per a finalitzar, Ramón.

enrique-rey-portaCom a curiositat, el matrimoni Gaspar-Gil, va tindre als seus fills cada dos anys justs. Com si, El tío Monero, tinguera un cartutxo en l’escopeta cada dos anys, la resta, ho feia amb gallato. Amb Ramón, va ser una altra qüestió. Sembla ser que, l’oncle Francisco “El Monero”, va pillar somiant, amb els angelets, a la seua dona Vicenta i, ací ho tenim, al angelet Ramón. No estava previst que vinguera.

A Enriqueta no li agradava molt la carnisseria. El seu pare, sent jove Enriqueta, li va comprar una màquina per a fer jarseys de llana. Una vegada ficada en la llana, es va anar a València, per a vendre màquines. La carn, només la veia en la paella.

És possible que, als més joves, no us sone la sala de ball BON ESTAR, de Puçol. Doncs bé, aquesta sala va ser de les més populars en el que es referia al lligue. Enriqueta, no es va escapar. Allí va trobar a Pepe. Es van casar i, amb ell, va tindre a la seua filla.

Com a anècdota, en la seua adolescència, els seus pares, van cridar al taxista del poble “El Sucrer” i, amb el seu cotxe Seat 1500 de l’època, va portar a tota la família, sí, els sis, en el 1500 a València al Circ Americà. Enriqueta no demostrava cap alegria pel viatge a realitzar i li van preguntar, què no estàs contenta d’anar al circ? -si, però jo, sóc molt formal.

RELATO DE ENRIQUETA GASPAR «NO EXISTÍA INTERNET»

Cuando Don Francisco, joven comerciante de naranjas en la provincia de Valencia, llegó a su casa al anochecer, encontró a su hijo leyendo tranquilamente LA ISLA DEL TESORO.

Puso cara de padre y se acomodó en el sillón.

-“¿Ya has hecho los deberes?”

-“Los problemas no.” Confesó el chico con nobleza.”-¿Y cómo tienes la osadía de ponerte a leer novelas?”

-“Lo siento padre, he intentado hacerlos pero no me salen.”

-“Eso es muy cómodo, pero no puedes ir así por la vida.”-Dijo el padre -“La tarea es lo primero.”

-“Pero es que son muy difíciles papá”

-“¡Bobadas! Es enrevesado todo lo que se ataca sin entusiasmo. Seguro que tienen algún intríngulis, pero una vez se encuentra la entrada acaban divirtiéndote tanto como una novela, ¡o incluso más!”

-“¿A ti te divertían los problemas?” Dijo el crío con asombro.

-“Al principio, te confieso que no. Pero luego llegaron a apasionarme.” Mintió con aplomo el padre – «Todas las matemáticas las aprobé con nota.»

-“¡Jo!” Rumió admirado el chico.

Se pusieron al trabajo después de cenar. –“Este niño debe irse a la cama.” Dijo la madre.

-“Por diez minutos más no le va a pasar nada. Vete tú a dormir que él no tardará en acostarse.” Contestó el padre seguidamente – “¡Venga vamos a hacer el primer problema! ¿Tres tercios más cuatro tercios cuánto es? ¡Perfecto! Ya verás lo que nos dura este misterio.”

El padre empezó a operar animando al hijo en medio de un silencio absoluto. Pasó del primer folio al segundo y la solución no salía.

-“¡Por algebra lo sacaré en dos minutos seguro!”.

-“Yo no doy algebra papá.” Contestó el hijo.

-“Ya, ya…» Contesta el padre.

Salió la madre envuelta en una bata. – “¿Pero es que vas a tenerlo aquí toda la noche?”

-“¡Claro que no mujer! Me he atascado en una bobada y…” Contesta el padre sin saber bien que decir.

-“Hazlo mañana y después se lo explicas.”

-“¿Cómo mañana? Antes de que se desnude habré terminado. ¡Anda vete con tu madre!”

-“Buenas noches papá.” Contesta el hijo en voz baja.

El comedor volvió a un silencio cósmico. El hombre siguió insistiendo. De pronto, un conato de angustia empezó a invadirle. ¿Cómo iba a decirle después a su hijo que él tampoco supo resolverlo? ¿Realmente tendría razón en que es mejor leer novelas?

Eran las dos de la madrugada y decidió dirigirse al despacho preguntándose a quién podría llamar a estas horas. Aunque, por otra parte, no conocía a nadie que le pudiese solucionar el problema. Con los ojos fijos en el teléfono, le vino a la mente una gran idea… y decidió llevarla a cabo.

-“Aquí Radio Valencia. ¿Dígame?»

-“¿Podría hablar con el locutor?” pregunta Francisco.

-“¿Para qué asunto? En estos momentos está en emisión”.

-“Es importante, se lo aseguro. ¡Soy un padre frustrado!”.

-“Un momento.” Respondió la voz. Dos minutos de tensa espera endulzados por unas melodías… y finalmente…

-“¡Dígame señor! ¿Qué le sucede?” Pregunta el locutor.

-¿Esta llamada está siendo retransmitida en directo?.

-“¡Sí claro! Estamos en directo. ¿Es usted el padre angustiado?”

-“¡Exáctamente!” Responde el padre eufórico.

-“Intentaremos ayudarle, ¿cuál es su problema?”

-“AAAAAY….” Suspiró el comerciante. “Mi problema es exactamente éste: ¿tres tercios más cuatro tercios cuánto es?” –“¿Cómo?” Pregunta huraño el locutor –“¡Anote por favor!”

-“Un momento señor…. ¿esto es una broma?” Pregunta asombrado el locutor.

-“¡Nada más lejos, se lo juro! ¿Usted no tiene hijos en edad escolar? Seguro que alguna vez ha intentado ayudarles.” –“Pues…sí…pero…este programa no es para esto. Su objetivo es animar la ruta nocturna de nuestros amigos los camioneros.” Responde el locutor sin saber muy bien qué decir.

-“¡Ah! ¡Si lo intentaran seguro que no dormían!” Responde Francisco inquieto.

-“Está bien, si hay algún padre despierto que nos esté escuchando y sepa la solución, por favor, que nos llame y nos la transmita a nosotros cuanto antes.” Reclama el locutor.

Después de una larga espera, por fin, sonó el teléfono.

-“¿Es usted el padre que necesita…?” – “¡Sí, soy yo!” Responde Francisco apresuradamente.

-“¿Le ha llamado alguien para darle la solución?” –“¡Nadie, usted es el primero!” –

“¿Entonces no la sabe aún?” –“No, pero estoy preparado para anotarla. Si me da el número….”- “¿El número? ¡Ah! Claro anote… 34152….

En ese momento interrumpe Francisco y pregunta:- “¿Es esa la solución?” -“¡No! ¡ese es mi número de teléfono!” – “¿Y para qué?” –“Para que si consigue la solución tenga la bondad de llamarme y decírmela. También a mi hijo le han puesto para mañana ese problema tan…tan… Bueno… ¡cuelgo no sea que le llamen!”

Su esposa reapareció con un vaso de leche caliente que él tomó con gusto. – “¿Y todo eso por qué? ¡No pasa nada si no lleva la solución mañana! “–“¿Pero qué dices? Los padres tenemos la obligación de saberlo todo para ayudar a nuestros hijos hasta que crecen.

Sonó el teléfono y se repitió la situación. -“¿Buenas noches señor? ¿Ya sabe usted la solución?” … Y así se repitieron hasta seis llamadas, en poco tiempo, de otros padres angustiados.

Sonó de nuevo el teléfono. – “¡¡¡Diga!!!” Respondió enojado –“Soy el número 34152…. ¿me recuerda? en su lista era el primero que le llamó.” –“¿Otra vez tú?”Responde el padre. “¡Así nunca sabremos la solución!” –“Yo ya la sé”. Responde el otro padre jubiloso –“¡Anótela por favor!” –“¿Quién se la ha dado?” Pregunta el padre –“Un señor de la radio ha intentado dársela a usted pero no paraba de comunicar y la ha dado por la radio. ¿No la ha oído?” – “Yo no he oído más que a pelmas!” Responde Francisco enfadado.

-“¡Escuche! Ese maldito número en rebeldía es el siete tercios….!¡Pásmese!”

-“¿Pero es seguro?” pregunta Francisco –“Segurísimo, ¡tengo anotadas todas las operaciones! Cópielas pronto que me gustaría descansar un par de horas. Madrugo para irme a trabajar –“Yo también” Responde Francisco. “Tenemos poco tiempo pero ha merecido la pena, ¿no? Alguien dijo una vez…TODO SE HA PERDIDO MENOS EL HONOR.”

Más tarde, entró en la habitación del hijo. Quedaba poco tiempo para despertarle, le apartó un mechón de la frente y le contempló con ternura. Dejó el papel en la mesilla y salió. En el pasillo, la mujer le miró con los ojos húmedos. Él la acaricio con ternura.

-“¿Pero aún no te acuestas Paco? ¿Dónde vas ahora?” Pregunta.

-“Tengo que rematar este trabajo. HAY ALGUNOS PADRES ANGUSTIADOS ESPERANDO.”

ENRIQUETA GASPAR GIL

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